«Alea jacta est». La semilla cayó hace tiempo, tardó algo en germinar pero la paciencia dio sus frutos: ha nacido Agathos Ediciones. A principios del año pasado, un pequeño movimiento en el destino, inesperado pero cargado de certezas, reavivó en mí el viejo proyecto de la edición de libros. La nueva idea basculó entre el deseo, la posibilidad y la probabilidad. Finalmente, con sus pros y contras, la idea desembocó en la acción.
Como autora conozco una cara de la edición. La conozco bien, con sus gratitudes e ingratitudes pero en el común denominador de mi experiencia está en la falta de compañía del editor, la ausencia de esa complicidad generada cuando distintas fuerzas se aúnan. Les agradezco su confianza y que publicaran mis libros no estaban obligados a más.
He sido, soy y seré una autora neurótica y supongo que soy y seré una editora neurótica. Ello, en ningún caso, perjudica al libro, solo requiere paciencia a todos los que forman parte de su composición, incluido el autor.
¿Lo aprendido y vivido como autora modelará mi condición de editora? Confío en ello. Espero ser capaz de sintonizar con las expectativas del autor (los autores podemos ser terribles). Sostengo el criterio de que el autor debe sentir el afecto del editor hacia ese libro entregado; a su vez, el autor también debe implicarse en la edición experimentando cada fase y vivir intensamente ese momento en que el libro, por obra del tiempo y la edición, vuela hacia el lector. En la medida de lo posible acompañaré al autor en sus miedos, casi siempre presentes, cuando empieza la corrección y luego la maquetación, cuando las galeradas delatan algún error: líneas viudas, sangrados, interlineados, alguna que otra falta, palabras cortadas.
La portada, ay la portada es donde culmina el libro. La conversación sobre los contenidos de la portada, debe ser motivadora y creativa, nunca decepcionante. Entiendo la portada con elementos personales, quizás íntimos, del autor, relacionados con ese libro en concreto para lograr su unicidad. El libro como objeto también debe ser bello y singular, deseable.
Las sensaciones vividas como autora serán de ayuda para, sin arrebatárselas, adelantarme a las propias del autor, practicando una especie de «prevención literaria» cuando se intuya el descarrilamiento.
La RAE explica el libro con diferentes acepciones, una dice: «Conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen». Otra señala: «Obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte».
Sin embargo, además, un libro es un trozo de alma, un pedazo de vida, una fracción de tiempo del autor que conjuga amarguras y euforias. El autor que lo es de verdad, se deja la vida en cada libro, se vacía, se seca y necesita tiempo para rehacerse antes de entrar en la nueva historia en camino. Digo, un autor que lo es de verdad porque asumir la autoría de libros que no se han escrito es, cada vez más, una práctica común: alguien anónimo escribe y alguien popular firma. En Agathos Ediciones no se editaran este tipo de libros. Entiendo el mundo de la escritura y el mundo de la edición como un universo virtuoso y noble en donde los acontecimientos, hasta los imaginados, ocurren de verdad y pasan por las venas el autor.
De hace años, veo los libros y los percibo como objetos preciosos que atesoran universos del escritor, mundos que un día escaparon de su privacidad y se convirtieron en personajes, historias, reflexiones que vieron la luz en las páginas de un libro. Entonces, cuando el universo caótico del autor se mezcla con el fantasioso del lector, ocurre el hecho: la historia, el relato, el mensaje se polinizan.
Agathos Ediciones será una editorial pequeña, nace con esta pretensión, la de mantener dimensiones humanas para disfrutar de lo humano del autor, de su obra y de la edición.
Dolors Colom Masfret. Barcelona, 3 de febrero de 2018